Imágenes  125-126-127.- Granuloma letal de la línea media.- Paciente  de 77 años sin  antecedentes de interés. Refiere que desde hace 3 meses comenzó con secreción nasal fétida y dolor facial, síntomas que se interpretaron como sinusitis con formaciones polipoideas en las fosas nasales. A medida que evolucionaba fue diagnosticado de leishmaniasis sin diagnostico etiológico. A ver  empeoramiento de la lesión que cada vez se hacía más destructiva concurrió donde varios facultativos cada uno de ellos con diagnósticos diferentes. Se sometió a una biopsia de la lesión con un informe de absceso de partes blandas… La lesión ha ido destruyendo de manera sistemática tejidos blandos, columela, tabique  nasal y parte del paladar blando.  Al examen semiológico se evidencia  macroquelia con el  labio infiltrado, presencia de una gran úlcera que presentaba áreas necróticas y sangrantes  ubicadas en las fosas nasales. Se practicó estudio de imágenes y una segunda biopsia (véase la imagen 129). Imagen 128.- Granuloma letal de la línea media.- TAC.- En un estudio de neuroimagenes informó: Imagen 129.- Granuloma letal de la línea media.- Histopatología.- Se tomó una segunda biopsia que informo: Denso infiltrado linfoide a nivel de dermis media y profunda, con distribución perivascular, que se extiende parcialmente hacia la epidermis y los folículos pilosos. Dermis superficial edematizada. Epidermis hiperplásica, con arquitectura y maduración conservada (H&E, ×100). Población de linfocitos con escaso citoplasma claro, eosinófilo y núcleos atípicos, con cromatina grumosa y bordes irregulares (H&E, ×400). (Gentileza del Dr. Juan Carlos Vincent Centeno, Ecuador).

INFORMACIÓN BÁSICA: Granuloma Letal de la Línea Media (GLLM). (ORPHA -/CIE-10: C86.0).- El término de síndrome de GLLM es clínicamente usado para describir un amplio espectro de enfermedades caracterizadas por una agresiva y progresiva destrucción de la mucosa y de estructuras adyacentes de la línea media y el tracto respiratorio superior  desde que Wegener el primero en describir tres pacientes con rinitis y una enfermedad diseminada que terminaba en una insuficiencia renal, un números de casos han sido reportados en la literatura americana, europea y asiática donde es algo más frecuente. Fue Mc Bride quien describió el primer caso de lesiones destructivas de la cara y de la nariz en 1897, más tarde en 1922 Steward  reportó 10 pacientes con lesiones destructivas de la línea media facial. No fue hasta el 1949 que Williams adoptó el término de GLLM para designar lesiones inflamatorias destructivas en la línea media de causa no conocida de las cuales hoy se conoce que no son todas idiopáticas, ni tan letales, ni granulomatosas .

En la evolución del término, otro patólogo llamado Eichel en 1966 definió que la enfermedad podría tratarse de un proceso transicional entre la proliferación linfoide atípica y el franco linfoma maligno. Entre la década del 70 y el 80, las enfermedades destructivas de la línea media y la granulomatosis de Wegener (GW) fueron subclasificadas entre diferentes grupos que reflejaban las diferencias clínicas e histológica en un primer grupo existía sólo manifestaciones destructivas locales que se limitaban al tracto respiratorio superior, con la presencia de inflamación no especifica y necrosis, y la ausencia de granulomas y de células malignas.

La Reticulosis Polimorfica, o granulomatosis linfomatoide (segundo grupo) fue definida patológicamente por la presencia de una población de células linfoides polimórficas atípicas asociadas a uno análogo de linfoma angiocentrico y un patrón de crecimiento angioinfiltrativo causando alteraciones necróticas extensas  En 1982, Ishi y cols. usando estudios immunofluorescentes decribieron antígenos de superficie humanos de células T y B definidamente unida a la reticulosis polimorfica con los linfomas no Hodgkin. En 1987, Lippman demostró células T fenotípicas activadas con un patrón típico de linfoma de células T en un caso de granuloma.

El curso clínico del GLLM suele comenzar con síntomas respiratorios altos, obstrucción nasal, con secreción la cual es tempranamente atribuida a una rinosinusitis, pueden presentarse también epistaxis y edema facial, posteriormente aparecen las lesiones destructivas que constituyen el hallazgo físico más típico que pueden abarcar el paladar, el tabique nasal, y de forma general las estructuras óseas y los tejidos blandos de la línea media llevando a una rinectomía progresiva.

Hemos presentado un paciente, con una lesión destructiva, agresiva y progresiva del paladar con el diagnóstico de un linfoma maligno de células T, este tipo de linfoma es una de las formas más raras de linfomas extraganglionares, representando menos del 0.5 % de los casos. En contraste con la prevalencia en algunos países asiáticos, en los cuales esta variedad es la segunda forma más frecuente de este tipo linfomas. En este grupo geográfico, más del 90 % de los casos tienen marcadores de las células T y el virus de Epstein-Barr ha estado regularmente presente en los cromosomas. Estas lesiones pertenecen a un grupo de enfermedades las cuales tienen un curso clínico patológico similar. Ellas son generalmente clasificadas como el síndrome de GLLM. Aunque existen un sin número de clasificaciones en torno a éste síndrome, dos tipos distintos son reconocidos, que son la granulomatosis de Wegener, y el linfoma maligno de células T.

Estas lesiones han experimentado una revisión sustancial en las dos últimas décadas. El término que se ha usado para referirse a ellas han incluido, el síndrome de Stewart, granuloma letal de la línea media, granuloma idiopático de la línea media, enfermedad destructiva idiopático de la línea media, granuloma no cicatrizal de la línea media, reticulositosis polimorfico, granulomatosis linfomatoide, y otras las cuales previamente representaron lesiones destructivas senonasales que no pudieron ser clasificados bajo entidades patológicas específicas basadas sólo en la arquitectura histológica, estos términos más viejos han sido reemplazados por la nomenclatura diagnóstico patológica de la enfermedad senonasal por una nueva terminología que describe exactamente la estirpe celular y la frecuencia de crecimiento biológico.

El diagnóstico de las enfermedades destructivas de la región senonasal depende de la clínica y de los hallazgos patológicos. Los pacientes usualmente se presentan con síntomas de obstrucción nasal, con secreción la cual es tempranamente atribuida a una rinosinusitis. Epistaxis y edema facial pueden estar en el espectro clínico. Con la progresión de la enfermedad, el dolor facial y lesiones destructivas senonasales pueden presentarse. En el examen físico el hallazgo más típico es la presencia de una perforación en el tabique nasal la cual puede estar asociado con masas en los tejidos blandos.

El GLLM no es otra cosa que un linfoma de células NK/T extranodal nasal conocido con otros nombres como lesión mediofacial necrosante, reticulosis polimorfa, lesión inmunoproliferativa angiocéntrica, granuloma de Stewart, granuloma gangrenescens, rinitis gangrenosa proliferativa o linfoma sinonasal.

En la enfermedad avanzada pueden aparecer lesiones destructivas del paladar duro, fístulas senonasal-oral, o aparecer una destruction nasal completa (autorinectomía), la cual es más específica para las lesiones nasales angioinvasivas tales como el linfoma y la granulomatosis de Wegener, aunque estos hallazgos pueden presentarse con un origen distinto al de nuestro paciente, por lo que debe realizarse un adecuado diagnóstico diferencial con las causas que pueden dar lugar a una lesión destructiva del paladar (Imagen 125).

 Una vez afectado el hueso el progreso de esta enfermedad puede afectar las estructuras adyacentes. Los tejidos blandos premaxilares, la grasa retroantral, la fosa pterigopalatina, la fosa infratemporal y la órbita están comúnmente envueltos, puede haber afectación intracraneal, usualmente involucrando la fosa craneal anterior debido a la diseminación a través de la lámina cribiforme.

Los exámenes radiológicos no son específicos para el diagnóstico y su papel es solo para evaluar la extensión de esta, así como su monitorización en torno a su evolución y a la respuesta al tratamiento. Es posible hallar engrosamientos de la mucosa, sugestivos de inflamación crónica. La erosión ósea y la destrucción constituyen el signo que apunta hacia las lesiones agresivas.

En las tomografías los cambios destructivos mayores suelen indicar el carácter. La Resonancia Magnética debe ser usada para determinar la extensión a las partes blandas, órbita e intracraneal, y para distinguir la retención de fluidos en los senos del engrosamiento de la mucosa y de masa intranasales.

En el estudio histológico, se han empleado diferentes técnicas como el uso los marcadores de células B y T incluyendo CD20, CD45 y CD45RO Anticuerpos citoplasmáticos ante neutrófilos, marcadores serológicos de la granulomatosis de Wegener. El criterio usado para establecer el diagnóstico de linfomas no Hodkin de células T incluyeron la presencia de infiltrado linfocítico monoclonal que se coloreó positivamente con CD45 y CD45RO y negativamente con CD20. El diagnóstico patológico de granulomatosis de Wegener fue realizado en presencia de células granulomatosas gigantes asociadas con vasculitis necrotizante.

Los marcadores específicos de la granulomatosis de Wegener, como los anticuerpos antineutrófilos pueden estar ausentes en el suero y confundir el diagnóstico. El diagnóstico de linfoma sinunasal no Hodgkin de células T está basado en la presencia de la proliferación de linfocitos monoclonales, y de los marcadores inmundo histoquímicos (CD45 y CD45RO). La invasión vascular y ósea es un hallazgo típico en los linfomas de células T lo que lo ha denominado linfoma angiocéntrico. En ausencia de un diagnóstico definitivo, la biopsia debe ser realizada con coloraciones especiales como una necesidad. Ambos, el linfoma de células T y la granulomatosis de Wegener pueden exhibir focos de necrosis y de densos infiltrados mononucleares. Los Marcadores immunohistoquímicos específicos son útiles para establecer el diagnóstico definitivo, particularmente cuando existan cambios inflamatorios secundarios extensos. Una preocupación en cuanto a la toma de muestra de los tejidos es la de tomarla de tejidos más profundos para evitar los componentes necróticos e inflamatorios.

En el tratamiento se han usado los citostáticos, radioterapia e inmunosupresores, ý esteroides con resultados poco alentadores, el pronóstico es desfavorable para el caso de los linfomas. Nuestro paciente actualmente se encuentra bajo tratamiento inmunosupresor y esteroides a altas dosis, con mejoría subjetiva de los síntomas, así como de la lesión propiamente dicha como se describió anteriormente.


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por Dr

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